jueves, 25 de octubre de 2012

Adiós.

Ésta tarde, sentí un escalofrío en mi espalda, al escuchar las palabras que mi madre dijo al abrir la puerta de casa, que fueron ''tienes una carta de X encima de la mesa'' creo que en mi cara se reflejó bien lo que sentía en esos momentos.
No le dí mucha importancia, pues lo cierto es que poco me interesaba lo que podía tener dentro esa carta, así que me levanté, fui a por ella y me senté en la cama, bonito sobre pensé. 
03700 Dénia, Alicante, sonreí al ver esos nombres, echo tanto de menos a la gente de allí, los días con Mer, con Andrea, con Kevin, a mi preciosa Alicia, los días en que caminaba quince minutos y me recorría el pueblo entero, pero bueno, ese es otro tema. 
Abrí el sobre, cómo siempre una hoja cuadriculada, de esas de colegio, de esas cutres con la letra pequeña para poder escribir de sobra. Empecé a leer lo que tenía que decir después de tanto tiempo una persona que no tenía nada más que ofrecerme en ésta vida, y que de tenerlo, ni siquiera me importaría. 
La carta decía algo así cómo: ''Eres el amor de mi vida, lo siento, no he podido olvidarte en todo este tiempo, sé que es tarde, en el fondo sé que nuestros caminos se volverán a juntar, estamos hechas la una para la otra, te necesito, quizás me esté equivocando al escribirte esto, si necesitas explicaciones pídemelas, en estos momentos puede que estés con alguien a quien quieras mucho más de lo que me quisiste a mi, pero tengo que intentarlo, sé que no entiendes nada, etcétera.'' 
Por un momento me quedé casi sin saber que decir a todo aquello, más bien sin saber que pensar, es bonito, lo reconozco, pero esas palabras no producen nada en mi. Sonreí, no por lo que decía aquella carta, sino por mi, por que después de tanto tiempo, después de todo lo que pasé, de todo lo que tuve que superar para encontrarme donde estoy hoy, no sentí absolutamente nada. 
Sé que nunca le responderé a esas palabras, no por que no tenga el valor suficiente para hacerlo, sino por que las cosas, cómo están ahora, están cómo deberían de haber estado hace mucho tiempo, y no voy a cambiar mi vida de ahora, para volver atrás. 
Escribo esto por que es la única manera de expresar todo lo que siento, y si algún día lo lee, quiero que sepa, que aunque no sienta lo mismo de antes, aunque las cosas hayan cambiado para siempre, no le guardo ningún rencor, no recuerdo esos días con malos pensamientos, ni la recuerdo a ella cómo la peor persona del mundo. 
Si pudiera decirle algo, sin duda sería algo así: Pequeña, después de todo lo que pasamos, sin duda sé que no volveré a cometer los mismos errores otra vez, sinceramente desde aquí, te doy las gracias por todo lo que me enseñaste, que no es poco. Me enseñaste a ser más fuerte, a poner el otro lado de la cara cuando uno está más que desgastado, me enseñaste a ser grande, a valerme por mi misma, me enseñaste que el quiere puede, que amor verdadero es aquel que está lleno de locuras, que el amor perdona una y mil veces aunque lo destrocen, que el amor puro, es aquel que no ve más allá de los ojos de la otra persona, que el que está realmente enamorado da sin medidas, sin miedo a perder. Me enseñaste que cuando se quiere algo de verdad, no importa quien se ponga delante, por que el que la sigue la consigue, me enseñaste que los golpes que más duelen son los que van siempre por dentro de la piel. Pequeña, esto es una despedida definitiva, por que la verdad es que no quiero tener nunca más noticias tuyas, te perdono, la culpa de todo siempre fue mía, por seguir ahí cuando cada día me destruías un poco más, me perdono a mi, por haberme torturado tanto contigo, por no haberme quitado la venda antes. No tienes nada más que decir, ¿sabes? dicen que para curar una herida, hay que dejar de tocarla, pues bien, hace tiempo que esa herida se curó. Y no, aún no he encontrado a la persona a la que haya querido más que tú, pero tengo por seguro que llegará y sé que no la querré mas a ti, la querré mil veces más. Gracias infinitas, por que sé que sin ti, no sería la tía que ahora mismo soy, por que ahora, escribiendo esto, me doy cuenta de lo preparada que estoy para empezar de nuevo. Gracias, por que sé que alguien te puso en mi camino sólo para hacerme más fuerte, espero que en tu vida, encuentres a esa persona que todos necesitamos, y créeme, no soy yo, mis días están destinados para dárselos a otra persona, tu lo sabes, por que de no ser así todo hubiese sido diferente. Ahora sí, me despido, para siempre.  

Algo así.

A lo largo de mi adolescencia siempre me han preguntado cómo me gustaría tener mi vida dentro de unos años, cómo me gustaría verme con treinta o cuarenta, si me gustaría vivir aquí, o en otro lado, si me gustaría casarme y con quién o más bien con qué, si dentro de un tiempo quiero sentar la cabeza con alguien, o quiero seguir siendo cómo soy, por que no creo en el amor, por que creo en Dios con los gustos que tengo, etcétera.
Pues bien, creo que es hora de contestar a todas esas preguntas, pero no sin contestar antes a la más repetida a lo largo de estos veinte años, que es ''¿cómo es tu persona ideal?'' 
En realidad no tengo una persona chica o chico ideal, pero bueno supongo que todos tenemos en mente cómo nos gustarían que nos trataran ¿no? tal vez un físico simple, un color de pelo normal, no sé, cosas así. 
Mi persona ideal, sería algo así:   
- Ante todo tiene que tener una personalidad única, diferente a la de los demás, bueno tal vez no así, pero tiene que ser única conmigo, tiene que tener algo que me llame la atención en su forma de ser, cómo la forma en la que me hace reír, la forma de entenderme, la forma de escucharme o la forma de intentar acercarse a mi. 
- Tiene que ser sutil, por que a mi las cosas tan directas nunca me han gustado, tiene que tener esa forma especial de decir las cosas en forma de indirecta, ese tonteo, esas ganas de hablarme siempre, pero sin agobiarme. 
- Tiene que tener claro que si me gusta, lo único que espero es que me lo demuestre, que me sorprenda, aunque sea con la cosa más estúpida del mundo, cómo... ''Hoy no puedo quedar contigo'' y que te llame luego y te diga ''¿Donde estás? Baja, que estoy en tu portal.'' Los pequeños detalles, marcan grandes diferencias. 
- Por supuesto tiene que mimosa, que venga y me abrace cuando menos me lo espere y que me corte los enfados con un beso. Tiene que tener clara la diferencia entre 'empalagosa' y 'mimosa' por que no me gusta que estén siempre encima mía. 
- Lo cierto es que tiene que tener mucho carácter, muchísimo, por que cuando digo que quiero que me frenen, no es por que lo diga sin más, sino por que hay cosas que ni yo misma soy capaz de parar, por lo tanto necesito alguien que sepa decirme que no. 
- Me gusta que sea insoportablemente celosa, que me demuestre que sólo me quiere para ella. Pienso que no hay otra forma más clara de demostrar el miedo de perder a alguien que mostrandole tus celos. 
- Obviamente, tiene que tener las cosas claras, no quiero una persona que tenga que pensarse las cosas cientos de veces o incluso más para saber que hacer, por que eso me crea inseguridades y al final la que acaba sin tener las cosas claras soy yo. 
- El baile y la música, son necesarios en mi, así que pido lo mismo de la otra persona. No pido los mismos gustos musicales, cada uno con su música, pero si que le guste bailar. 
- Me encantaría y recalco ME ENCANTARÍA, tener una persona en mi vida con la que mis amigas se llevaran bien, por que mis amigas, son mi familia. No quiero una persona de esas que prohíben y alejan a sus parejas de sus amigos, por que pienso que siempre hay tiempo para las dos cosas o para poder juntarlas. 
- Tiene que tener una mirada que exprese lo que quiere decir sin palabras, una sonrisa bonita (gran debilidad en mi) 
En fin, si por pedir que no quede, pero para mi, sinceramente... lo más importante, es que me demuestre que realmente quiere estar conmigo, que no le importe si llueve, nieva o graniza para venir a verme. Dicen que deberías quedarte con la persona que a pesar de tener la libertad para hacer lo que quiera, siempre te elige  a ti en todo momento. 


´

miércoles, 24 de octubre de 2012

Último cigarrillo.

Necesito un cigarrillo de esos que me calman, que me tranquilizan. Sé que prometí no volver a darle una calada a ninguno más, desde aquel día en el que casi se me fueron diecinueve años de mi vida en sólo instante, desde aquel momento en el que casi pierdo todo por una estupidez.
Lo prometí y casi siempre he sido de esas personas que cumplen sus promesas, digo casi siempre por que cómo persona también he cometido errores y fallos. 
No sé si es mi mente o mi corazón quien me está pidiendo algo tan necesario en estos momentos, no encuentro la razón, ni el motivo por el cual me pasa esto, aunque sé que la nicotina siempre ha sido el sustituyente a algo en mi vida, a cualquier cosa, tanto para la falta de felicidad, cómo la ausencia de tristeza, para evadirme del calor, o para calentarme cuando hace frío, para matar mi corazón un poco más o para acelerar sus pulsaciones. Sea cual sea el motivo, sé donde guardo los tres últimos, sé donde están escondidos, sólo tres, a los que debería ponerle algún nombre, o algún motivo. 
A uno le pondré: ausencia, a otro: rabia y a otro: amor. Sí, creo que son perfectos, quizás cuando a ausencia le queden dos caladas y se termine de consumir, haya desaparecido por un instante, o quizás para siempre, o cuando rabia se acabe en la última aspiración de mi pecho, esperaré, sentada al lado de la ventana, cómo siempre, para ver si el viento se la llevo consigo, y espero que si, pues no habrá más caladas llamadas de ese modo.
''Amor'', sólo faltas tú, a pesar de todo, jamás te he consumido, jamás me he cansado de intoxicarme los latidos por ti. Tú, que siempre me quisiste desgarrar el corazón cuando quise consumirte entero. Tú, que aún sabiendo el daño que me harías, seguí hasta casi terminarte. A ti, a quien debo mis noches de placer, mis días felices sabiendo que algún día te acabarías. A ti, al que aún sabiendo que terminarías jodiéndome hasta la respiración, te quise consumir hasta que se apagara la llama. Amor, a ti nunca terminaré de consumirte, por eso terminé consumiendo ausencia y rabia sólo por no tenerte a ti. Sé de sobra que tu siempre te quedarás ahí sin que te de la última calada, por que no soy capaz de apagarte para siempre, por que sin ti, aunque mates lentamente, aunque duelas, das ese placer que ni ausencia ni rabia, ni otras drogas producen. Amor, uno de los motivos por los cuales no te he encendido de nuevo, es por que estoy esperando a que produzcas esas ganas de querer matarme por ti, que a veces noto cómo te pones enfrente mía casi con el encendedor al lado, diciendo: consume ahora, sienteme por tus venas, deja que bombeé tu corazón aún más rápido. Lo sé, lo he sentido, he querido, pero no me he atrevido, y sé que te he vuelto a ver. 
Te he visto acercarte a mi cómo si supieras que me fumaré cada parte de tu cuerpo, te he visto en mi cama, te he visto sonreír, te he visto bajando de ese tren diciéndome ''¿no me vas a saludar?'' te he visto poner esa cara de ''ven, acércate, quiero que nos consumamos ahora''  te he visto diciendo ''esto no lo hacen las amigas ¿eh?'' cómo queriendo decir, 'sabes que en el fondo somo algo más' incluso te he visto escribiendo ''tengo ganas de ti.''
Ahora, déjame decirte, que si me acercas un poco más el mechero, quizás acabe encendiéndome otra vez ese cigarrillo, que tengo que consumir, pero no quiero consumirlo sola, que fumar nunca se pudo si no se enciende una llama antes y que sé que está ahí, pero sólo tienes que pulsarlo un poco más. 




4

domingo, 21 de octubre de 2012

Hache.

'Ésta semana pensé secuestrarte en mi casa, luego miraba tus fotos al irme a dormir, quiero saber cómo eres a ver que te pasa y por fin, que me conozcas y que te...'
Jamás pensé que esa canción me recordaría a ti, al igual que todas las que canta ella. Es increíble ¿no crees? tuve que esperar a conocerte a ti, para que esa película tuviera un significado... Siempre dije que esas cosas no eran para mi, incluso cuando salió en el cine, me negué a verla. 
De un día para otro, llegaste tu y ¡joder! me tiraste los papeles de todo lo que tenía planeado, de todo lo que tenía escrito. Te lo he dicho mil veces, el destino te trajo hasta aquí, las cosas que hice sin pensar, ahora tienen un gran motivo y eres tú. 
Cuatro interminables horas para estar quince minutos contigo, ahora lo pienso y sólo puedo sonreír (me acabas de regalar la primera sonrisa del día aún sin estar aquí) si me hubieras visto ese día, se me rompió la camiseta, se me manchó de frambuesa y también los pantalones, tuve que quitarme la camiseta en un baño y lavarla para que no me vieras manchada, luego tuve que secarla en un seca manos, me pegaron un pisotón en los zapatos blancos, el viento no estaba a favor de mi pelo, de tanto esperarte casi me pillo un ciego con unas cuantas cervezas, mi madre me dio la charla del siglo... Bueno, me pasaron mil cosas antes de verte, pensé en irme a mi casa, por que con esas pintas seguro que te asustarías, pero ¿sabes qué? lo volvería a repetir cientos de veces sólo para verte cruzando esa acera a las 00:00 cómo las princesas cuando saben que llegan tarde a casa. 
Hacía mucho ruido esa noche, pero de no ser así, ten por seguro que hubieras escuchado mi corazón apunto de estallar, ni siquiera podía mirarte a los ojos aunque me moría por hacerlo, lo recuerdo todo a la perfección, incluso cuando el autobús se marchaba y me miraste con esa sonrisa que sabes ponerme siempre.



18:30 llegaste media hora más tarde (cómo siempre) creo que tienes muy creído eso de que ''lo bueno se hace esperar'' (sonrisa) la verdad es que no sé en que momento acabamos cómo acabamos ese día, ni en que momento dejé que me doliera tanto la boca de besarte o más bien de tus mordiscos tan... ''te mato'' me dejaste la cama oliendo a ti, todo mi cuarto olía a ese maldito perfume que siempre tiene alguien y que ahora sólo me recuerda a ti. ¿Sabes? el quitarte el colgante, sólo era una excusa para volver a verte, para tener algo con lo que recordarte cuando no estás aquí. 
13:00 bueno, digamos que llegaste una hora más tarde, tanto buscar ropa, cuando sabes de sobra que estás preciosa con lo que te pongas. ¿Nerviosa? sé que lo estabas, en todo el camino, cuando llegaste a mi casa, en la cocina, cuando viste a mi señora madre (picona) lo siento si la comida estaba un poco fachada, pero no se me da bien cocinar. ¿Nerviosa? no, en mi habitación no... esas cuatro paredes tienen algo que te hacen ser tu misma desde el primer día, que te hacen ser mía

De esos tres días, no me quedaría con ninguno, me quedaría... con el día en que por casualidades de la vida, me dio por mirar mis MD'S y encontrar tu número ahí, por que de no ser así, nunca hubiésemos tenido esos tres días, y muchos más que nos quedan ¿recuerdas? muchos más que serán increíbles, bueno sólo si tu quieres y si no quieres, me da igual, tienes que venir a por tu 'tótem.' 
Éstas son las cosas que nunca me atrevo a decirte, las que nunca me salen, quizás por miedo a cagarla ¿entiendes? pero no por que no las sienta. 
Recuerda que Gin no es una tía fácil, que ella también da oportunidades, pero tiene miedo a que le vuelvan a fallar y que en el fondo sabe de sobra que... quiere a H. 







Empecemos de cero.

No siento la inspiración que debería tener ahora mismo, no siento esas ansias por escribir, esas ganas de contar algo, o simplemente hablar de alguien. Me siento vacía, incompleta, cómo si nada en estos momentos me hiciera cambiar la expresión que tengo ahora mismo en la cara.
Alguien un día me dijo que la primera sonrisa del día, es la más importante, la más especial, pero desde que me he levantado, no la he puesto en ningún momento en mi boca.
Anoche me di cuenta de que la música no me complementa, ni siquiera el baile, ni las personas que puedan ir detrás mía, nada me hace sentir cómo antes. Ya no tengo ese ego que me hacía creerme superior, invencible un sábado por la noche... No encontré satisfacción en esas personas que me cogieron de la cintura, ni esas que se me acercaban a la cara con la intención de besarme, no encontré un mínimo de ''placer'' en esa botella que casi siempre me hacía elevarme y evadirme lejos de la realidad. Recuerdo que hubo un momento de la noche en la que una chica se me acercó, era espectacular, de esas en las que todo el mundo suele fijarse, las ''sin compromiso'' las de ''puedo tener a quién quiera sólo con moverme un poco'' sinceramente era preciosa... Me quedé sin saber que decir al escuchar: '¿Que haces aquí sola? Ven conmigo y te invito a beber algo' por un momento pensé ''¿Esta chica me está hablando a mi?'' y sí, efectivamente, me estaba mirando a los ojos mientras me sonreía, (una debilidad en mi, es una sonrisa bonita) pero me quedé ahí, sentada, mirándola con mil pensamientos en la cabeza mientras le dije con tacto 'lo siento, ahora no me encuentro bien' ella se quedó casi paralizada al escuchar esas palabras, supongo que sabría que en otro momento seguramente hubiese ido sin ni siquiera pensarlo. En ese momento me giré hacía otro lado, miré la hora y pensé en lo lejos que estaba mi cama de allí, entonces alguien me pasó la mano por encima del hombro y suave, me dijo al oído '¿Que te pasa, peque?' cerré los ojos por un momento y contesté con una sonrisa de esas desganadas 'Nada tonta, ¿que me va a pasar?' la conversación terminó dentro de aquella discoteca con un ''Suavemente bésame de Elvis Crespo'' pero aún suenan aquellas palabras en mi cabeza, ¿que me pasa? ¿porque nada es igual que antes? Sé bien cual es la respuesta aunque no quiero escucharla, la evito, no la quiero ni siquiera pensar... ¿para qué? no creo que me haga falta, pero entre más me contradigo, más veces me lo pregunto, tratando de encontrar otra respuesta diferente a la que en realidad sé de sobra.
Es hora de empezar de cero, de construir nuevos caminos, de hacer historias en ellos, de caminar por otros lugares, de tener sonrisas al despertar, al atardecer y al irme a dormir, de tener nuevos sueños, nuevas realidades.

sábado, 20 de octubre de 2012

Al final todo vuelve a empezar.

Otra vez me vuelvo a sentar en la misma silla donde un día dejé de escribir, donde agaché mil veces la cabeza por no saber que decir ni siquiera escribiendo, donde todos mis pensamientos se quedaron estancados al igual que yo. Lo abandoné, me abandoné, tal vez un día me perdí tanto que hasta ahora no he sabido encontrarme. Sea lo que sea, el tiempo ha pasado tan rápido que apenas me he dado cuenta de todo lo que he cambiado a lo largo de estos meses. Recuerdo bien aunque con desprecio la última vez que me senté a escribir aquí, al pensar que esas palabras no se merecían ni una sola letra. Recuerdo que tenía las manos frías, todo dentro de mi estaba congelado, por un momento creí que el tiempo se había detenido desde hace años al estar escribiendo todo aquello. Pero ahora, después de dos años, me vuelvo a encontrar aquí, distinto motivo, distintos pensamientos, distinto destino.
Dicen que si se cierra un puerta, otra se abre, que cuando dejas de buscar, aparece lo que tanto estabas esperando, que el destino tiene mil cosas que darte, y otras mil que quitarte, pero que nunca te dejará sin nada. 
Y aquí estoy de nuevo, mi puerta está entreabierta, aunque aún hace un poco de viento y no sabe bien hacía donde moverse, si abrirse del todo, o cerrarse para siempre. Sabe que no debe quedarse a la mitad, por que de ser así, nunca podría entrar, ni salir nadie. Es de esas puertas antiguas, de las que dan miedo al principio, de las que no es fácil entrar, una de esas desgastadas con el paso del tiempo, casi rota por los golpes que ha tenido que soportar, a veces se le cae la pintura, a veces ni siquiera se movió un sólo centímetro de donde estaba por mucho que quisieran entrar. Es una puerta fuerte, dura, de apariencia a prueba de balas, de esas que por más que intentes entrar no conseguirías ni siquiera llegar a tocarla. 
Pero aunque esté desgastada, rota, casi sin pintura y tenga esa apariencia que pocos se atreverían a tocar... También es capaz de abrirse, también es capaz de enseñar todo lo que hay detrás de ella, por que aunque tenga esa fachada, esconde muchas cosas dentro. 
Esa puerta sólo está esperando a que llegue la llave que pueda abrirla, sin forcejeo, sin golpes, sin romperla, sin quitarle más pintura... Esa puerta, mi puerta, sólo espera que vuelvan a restaurarla, a pintarla, a cuidarla, a que pueda abrirse sin miedo, a que pueda creer que un día el viento no volverá a destrozarla por completo. 
Mi llave, tiene que ser de esas que sólo abren una puerta, no una llave maestra, por que mi puerta es única, mi llave sólo puede abrir mi cerradura, por que todo lo que esconde detrás no lo tiene cualquiera. 
Hace poco tiempo me encontré una llave, de esas pequeñas, de las que pensarías que sólo abrirían un buzón o algo así. Yo también lo pensé, además de ser pequeña, era delicada, una llave que si la tocabas rápido, quizás podría romperse, o incluso podrías perderla entre las manos. Pensé, ''ésta llave es pequeña, nunca podrá abrir mi puerta'' pero con el paso de los días, me tenía más y más intrigada, la miraba cómo si tal vez pudiese encajar ahí. 
Un día miré la puerta, pensando en que tal cerradura no podría cambiarse para ponerse una más pequeña, donde quizás entrara esa llave. Conforme pasa el tiempo, cada vez que las miro a las dos, no sé si la cerradura se está haciendo más pequeña, o es la llave la que se está poniendo a la altura de la cerradura.